Hoy les voy a hablar de una salida en concreto que supuso una gran alegría para mí. Conozco a Claudio desde hace tantos años que sólo contarlos me hace más viejo. Cuando lo conocí este señor, un pive por aquel entonces, se recorria todo (y cuando digo todo, es todo) lo medianamente ciclable de la zona norte con la bici.... pero que bici, yo creo que aquello era una 20 pulgadas. Sin embargo, practicando otro deporte tuvo una lesión que le hizo abandonar el ciclismo.
Cuando empezé de nuevo a coger la bici notaba yo que me preguntaba, normal, el desconsuelo, el cocinero nunca olvida el hacer de comer. Pero cuando me compré mi nueva bici, era evidente, se le iban más los ojos a la bici que a .... bueno, que a cualquier otra cosa.
Así que lo invité varias veces a dar alguna vuelta suavecita. Y un día aceptó. Quedamos en salir después del mediodía desde el Puerto de Mogán (donde estaba yo de vacaciones con la familia) y hacer la clásica de Veneguera. Es decir, Subir por Lomo Quiebre, por la pista de asfalto llegar a Tabaibales, bajar a Veneguera, remontar dicho barranco hasta el pueblo, y volver al inicio por asfalto.
Después del tute que tuve por la mañana (una de los días que peor lo he pasado en la bici, aunque me gustaría repetirlo), creía que no iba poder ir. La verdad es que aquel día era de esos de ola de calor en pleno verano. Gracias que cuando cogimos la bici por la tarde refrescó.
Claudio, que no tenía bici, se alquiló una en Mogán mismo. Esta fué la que se pilló (a buen precio, por cierto, un tío enrollao el italiano):
Así pues partimos aún con lorenzo dándonos en tól pescuezo. Yo me sorprendí subiendo sin asfixiarme, ya que lo de la mañana no fué ninguna broma. Claudio, por su parte sí que acusó esos ..... ¡12 años! sin coger la bici. Normal, por supuesto.
Una vez llegamos a la Playa de Veneguera, la cosa cambió. La suave subida del barranco, y el que fuera paulatinamente refrescando hizo que Claudio cambiara de cara. De hecho, íbamos hablando todo el rato, señal de que no íbamos reventaos del todo. Incluso probó la 29, y creo que le gustaron, bueno, hoy no se baja de una jejejeje
Llegados al pueblo de Veneguera ambos íbamos ya acusando el cansancio. La verdad es que no sabía cómo decirle al hombre que lo que venía ahora era precisamente la parte no más dura, pero sí que más fea del recorrido, el llegar a la degollada por asfalto. Así que me tomé una bebida isotónica y le dije: "Claudio, ¿tú ves el palo de la luz aquel? pues hay que llegar allí."
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| Tomando una isotónica "de las de verdad" |
Y partimos. Subiendo, que sabía que se hace eterno, el pobre Claudio levantaba la cabeza y creía ver el "jodío palo de la luz" cada vez más lejos. Daba 10 pedaladas y volvía a levantar la cabeza.... Es más, me lo recuerda a ca rato jejejeje. Esta anécdota, la del "palo de la luz", se convirtió en una de sus bromas favoritas. De hecho, alcanzada la degollada, donde estaba el famoso torreón eléctrico, me hizo sacarle alguna foto:
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| Contento de haber llegado al "palo de la luz" |
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| Mogán desde la degollada. |
Ya solo quedaba volver al Puerto de Mogán por asfalto, y ligeritos que nos cogía la noche. Al final, la cara de Claudio reflejaba el lógico agotamiento, pero también la sonrisilla esa que todo el que coge l bici sabe que significa "me lo he pasao de cojones sufriendo".
Un amigo ya tenía, pero ese día gané un compañero de rutas.
Publicado por Juan Manuel "IronJuan" Mederos
Enlace Runningfreeonline
Nota: por la mañana donde estuve fué en.....
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Nota 2: Claudio alquiló la bici en Mogan Bike Rent. El que nos atendió se portó a las mil maravillas, cero quejas. Es más, ese día por la mañana había perdido yo mi fuelle por Los Llanos del Guirre y este hombre, sin conocerme de nada, me prestó uno sin pedir nada a cambio.
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