martes, 2 de febrero de 2016

Presa de Las Niñas - Tauro - Mogán

25 de octubre de 2015

Majada Alta - Tauro - Degollada de las Lapas - Lomo de los Parados - Hoya del Salitre - Puerto de Mogán.

Con el fin de hacer un día la ruta de La Aldea por Altavista habíamos hecho un pequeño grupo, con interes afines. Sin embargo, el día elegido para la ruta tuvimos que desistir ya que había tiempo de sur, y nos hizimos una por el norte que... bueno, de las que dejan huella.







A la semana siguente tuvimos también que posponer la de La Aldea ya que había agua anunciada. Y, "juyendo" de ella, pensamos en hacer una por el sur. La idea, bajar del Pico de Las Nieves a Mogán. La pena es que Pedro no pudo venirse, estoy seguro que hubiera disfrutao como un niño chico, tal y como nosotros lo hizimos. Y a las 7 de la mañana nos dejamos ver allá abajo. montamos todas las bicis en un coche, y tiramos pa´rriba. El sol lucía espléndido, todo parecia perfecto..... Pero nos encontramos esto en medio de la carretera:


No dábamos crédito a nuestros ojos. Un derrumbe nos impedía subir más allá de La Data.  Como guiados por la vana ilusión de apartar con nuestras manos las piedras, nos bajamos a ver qué podíamos hacer.... y fué poco más que mirar.




Avisadas las autoridades competentes, aparcamos el coche por la zona de acampada y nos preparamos para la ruta. Algo rascaos por empezar un poco más abajo de donde inicialmente queríamos, pero bueno, era lo que había. Y como el sol brillaba, pues intentamos poner al buen tiempo buena cara.

Por cierto, no nos habíamos ni el "serfi" de rigor cuando aparecieron los de mantenimiento de carreteras. Muy rapidos, sí señor.


 

Y de esta guisa salimos por asfalto rumbo a la Cruz de San Antonio. A partir de aquí entrabamos en una zona que sólo conocía de wikilos, tracks y vainas de esas, nunca había ido. Por lo tanto era toda una incógnita. Pero... muy pronto apareció en mi cara una leve sonrisa que reflejaba mi estado de ánimo... aquello estaba precioso aquel día. El agua brotaba de cada piedra, cruzabamos barranquillos, todo verde, el olor a hierba fresca, el solito dándonos sin azorar.... Todo parecía perfecto. Si existe algo parecido al éxtasis, eso fue lo que experimenté aquel día.  Y como colofón, para llegar a la presa de Salto del Perro, una pequeña bajada pero con su "aquello".











 Llegados a la presa, y tras un muy corto tramo de asfalto, comenzamos la subida a Tauro. La Montaña de Tauro. Yo que la conocía, traté de convencer a mis compañeros de ruta que no se esforzaran en pedalear pa´rriba, que fuéramos caminando, con calma. De hecho incluso nos permitimos el lujo de hacer algún alto en el camino y disfrutar de vistas impresionantes.









Y así, con filosofía, y sobre todo buen humor, subimos. El problema es que veíamos, con preocupación, acercarse desde el sur unos nubarrones negros que no presagiaban nada bueno.




 




La subida a Tauro es algo que parece no tener fin. Es una hora, sin correr claro, empujando la bici. Esto desanimaría a cualquiera. Ahí hize uso de mi famosa forma de dar la matraquilla pa que siguieran pa´rriba... Gracias a Dios que no me arriscaron pallí, que cuando me lo propongo puedo ser un auténtico guineo.... pero bueno, la promesa de la bajada los animaba a seguir, no yo (jejejeje)


Casi casi arriba del todo... sucedió lo que en ese momento se me antojaba una tragedia. Sí, se puso a llover. No a chispiar. A llover.  Pero bueno, nos pusimos los chubasqueros y coronamos Tauro. Sería facil decir que las impresionantes vistas que allí hay nos maravillaron, pero salvo breves instantes de clarea, estuvimos prácticamente en medio de las nubes. No veíamos tres en un burro. En otras ocasiones, este mismo fin de semana pasado sí que pudimos disfrutar de las vistas que ofrece este mágico enclave, pero aquel día no.



Yo me temía lo peor. Ya había estado por estos lares (enlace a otra ruta) y sabía qué tipo de firme nos esperaba. En una palabra: lajerío. Lajas y más lajas, superficies rocosas más o menos lisas pero muy poco sujetas al suelo. Y si sumamos lajas y agua.... yo me veía caminando hasta Mogán.


Empezamos la bajada. Manifesté mis temores al resto del grupo, y con mucha precaucion empezamos a bajar. Pero ..... sucedió algo que no nos esperabamos ninguno. No rembalabamos. Y poco a poco nos vimos cogiendo velocidad, intentando tramos técnicos.... ¡en piedra mojada! rectifico... ¡en piedras bajo la lluvia! Fuerte aguacero, cristiano. Pero nos enralamos, y aquello si no fuera por las paradas de rigor para esperarme (Fran me llama la abuelita del grupo) aquello parecía una carrera de enduro. Ibamos como tiros. Pero una cosa es decirlo y otra verlo.

Como sucede en muchos caminos, el agua busca por donde correr y a veces toma el propio sendero como cauce. Se podría decir que ibamos como cabras encima de un barranquillo de agua corriendo. Fué algo indescriptible. Esa mezcla de incredulidad por el agarre de unas ruedas de bicicleta sobre piedras mojadas y de alegría y gozo por el buen rato que nos estabamos pegando hacen que guarde en mí esos momentos como unos de los más felices de mi vida como biciclista. Casi casi de mi vida.

Debo de decir que estuve un buen rato sin poder sacar una foto. El movil y el agua no son muy compatibles que digamos.  Recuerdo llegar a la Degollada de Las Lapas tan mojado que la única explicación a que los teléfonos siguieran funcionando es un milagro.  


A partir de ahí, fué escampando un poco, y pudimos ir quitándonos algo de abrigo. Pero nos daba igual. Estábamos privaos, envalentonaos. Y yo el que más. Era el único que conocía la zona, y el recuerdo que guardaba  no era precisamente el mejor. La vez que había estado en estos Llanos del Guirre fué hacía más de dos años y lo pasé fatal (enlace a runtastic). Pero en esta ocasión ..... parecía yo un avión por ahí pabajo.... y eso que soy el que menos corre (esto lo lee mi mujer y quedo bien diciendo que no corro, ¿a que sí? ).  Me lo pasé pipa. Hubo un momento que recuerdo que me eché alante y cuando Fran intentó pasarme no lo dejé y corrí como nunca lo había hecho. Joder ¡que recuerdos!


Pero lo mejor de todo fué que esto lo hize en compañía de grandes amigos. Conmigo se habían aventurado José, Juan Carlos y Fran. No hacía una hora yo estaba desilusionado con lo de la lluvia, que nos iba a estropear el día. Pero miraba para ellos y veía sus caras.... tenían la misma mueca que la mía.... una sonrisa infinta. Realmente, lo estaban disfrutando. Y eso para mí es un extra.



Pero claro, no hay un día perfecto. Nunca lo hay. El pobre Fran pinchó por 54 vez desde que lo conozco ¿o era la 55?. 





Luego también estuvo la bajada por la Cañada de Los Parados, que parte desde el Lomo del mismo nombre (Lomo de Los Parados) a la Hoya del Salitre. Esta parte la recordaba mala, como para caminar. Pues no. ¡estaba peor! Fran intentó algun tramillo, Juan Carlos incluso pudo hacer alguna bajadilla, pero estaba tan rota, con tanta piedra suelta, que al final reinó la cordura y bajamos caminando. Un buen rato, como media hora caminando. Eso acabó de molernos. A nosostros y los zapatos. Recuerdo que incluso Jose terminó por destrozarlos.








La verdad es que como broche final a la ruta resultó un desastre. Y así se lo comenté a mis compañeros. Pero tardé más en empezar yo a decirlo que ellos en mandarme a callar. Estaban privaos. Este tramo final precisamente no les había gustado, pero me dijeron que se lo habían pasado tan bien que esto del final lo podían pasar por alto. Para mí un gran alivio.  

Y de La Hoya del Salitre, por asfalto a Las Burrillas, y solo quedaba seguir pa´ la playa por asfalto. Recoger el coche, comer algo y subir a buscar el coche que usamos por la mañana como remonte para irnos molíos pa la casa a descansar.







A modo de resumen, debo de decir que fue uno de los días más felices de mi vida como biciclista, si no el que más. Recuerdo a Juan Carlos bajar botando por una ladera empedrada, a Fran corriendo detrás mío, a Jose disfrutar como un niño chico con bajadas como la de la casa del guarda..... Para mí, un día perfecto. Y a los pocos días Juan Carlos subió unos vídeos de la ruta. Estos vídeos los guardo como oro en paño, son para mí parte de mi vida.





Gracias por un día perfecto, José, Juan Carlos, Fran.


No hay comentarios:

Publicar un comentario